domingo, 4 de octubre de 2009

A silencio del refugio---

A la luna llena de la lírica noche, entre líneas que sostienen mi cadáver y entre las criptas nebulosas que escurren de mi ojos; va una pequeña lágrima escurriendo desde la sangre, pasando desde mis recuerdos hasta el presente, ahuyentando cuando llama a mis fantasmas; mi vida sostenida de un sueño, sólo en el naufragio de mis ilusiones por el tiempo recurrente fuera de opciones. Hoy no me importa si soy bueno o malo, si de mí se pronuncia mi nombre como una tutela de engaños, de fugaces mentiras como peldaños; no interesa nada, sé que he sido lo que el destino sigiloso condenaba, aquí estoy arrullando la soledad para que me abandone, sin importar las letras que desbordan de caudales que socorren mi sentimiento; éste que es romántico de mala suerte, lleno de espinas a donde se habla con la boca herida, al que entre ciudad y mármol guarda la hora de despedida; ¿qué día es hoy Dios? Vida de albores sumergidos al viejo sueño de mi fantasía, sigo hundido al tiempo en que cerraba estrepitosamente mis ojos para ver el cielo… ¿Qué ha pasado hoy con ese mágico infierno?

Sonrió cuando lloro, lloro cuando río. Penas entre alegorías, sólo quiero quitar hoy el miedo. Ayer fue el día en el que se desplomaron mis sueños, no los quise poner todos en la dicha que acabo siendo triste agonía, sentimientos a desborde tomaron mi vida, padecer hasta nunca el nuevo día, noches menos eternas que fugaces estrellas entre lágrimas deprendidas del alba al alma, ¿qué es hoy la partida? Voy sosteniendo este infeliz tiempo, que sólo ha titubeado del recuerdo, de míticas orillas de lo que fui por lo que ahora me escondo. Pienso entre salvajes laberintos, si amar ha sido tan crudo como para no morir, ella supo mis sentimientos; y sin culpar a nadie de toda desgracia, los tiró desde su recámara al vacío que hoy me encierra sonreír cuando debo llorar, llorar cuando debo sonreír: pauta de mis sentimientos, prefacio de la locura; en mi cuarto se pasean lúdicas imágenes de libres sueños, profanando mi vida, negándome una a cada vez. Y este triste padecimiento, va acompañado de menguantes alegrías, de pedazos a cada noche que desprenden mi naturaleza; sé que valía todo desgaste, pero ahora no sé a dónde me acerco, si a las llamas de la salvación o si a al placer de la perdición.

Me interno a un rincón, marchito como la ciudad, escondido al miedo de que el último respiro olvide la esperanza, sé que nací entre ráfagas felinas sosteniendo mi constelación, y que he mareado al destino al navegar desde mi condición; pero fin crudo y opuesto hasta esta hora, que fuera de mis sentimientos, mi razón no dicta para que vivir a lo menos otra semana más; jugué a llamarme misántropo sin fundamento… y ahora aquí pagando las palabras inscritas desde la locución.

Caída a misántropo, desde el horizonte al alba, con los dedos partidos de señalarme como el salvador desde el mal. ¿Qué ha sido hoy si no soy yo? ¿Qué fértil espíritu con devoción a diversión ha tomado mi garganta cuando el miedo se expresa a los pocos segundos de ser yo? El mundo dura poco y más la vida, hoy pago entre ruina las escamas del amor. Y sí, es amor. Pero prendido a un enojo a veces puede parecer rencor; pero es la simple respuesta a mi dolor la que me hace decir que es amor; que frágil soy cuando titubea la ilusión.

Al silencio del refugio, llamando mi pasado para perder mi futuro, confiscando años para lucirlos, opaco desde la risa brillo cuando las lágrimas sonríen, adyacente desde la letra al poema, nada fuera de un anhelo de recorrer la vida cuando pienso en qué es ella misma. Felino que respira del sol cuando de noche parece ser, incoherente con pasear de renglón a renglón sin encontrar menos decepción. Al silencio del refugio, que hoy es vida, mi realidad, mi novela, mi cuento, mi fabula, mi mito, mi laberinto, mi poema. A silencio del refugio, que hoy comienza.