domingo, 21 de agosto de 2011

Oxímoron

Si alguien llegase a describir a una mujer con la imagen de un oxímoron, su furia combinada con retratos que delimiten a la mujer no como un fin; sino un principio que jamás ha empezado. Su locura ya está comprobada por la fantasía, por exhumar el corazón del pecho para regalarle gotas y latidos, sus ojos ya están compuestos y desbordan el caos en su mirada para poder conseguir el doble mundo existente, el secreto delirando por ser deshermetizado y compuesto del erotismo, de saber que la mujer ha cruzado los sentidos y se dirige con una rapidez que sólo alcanzan a delinear descripciones paralelas para tejer el completo deseo que se tiene por ella, el inicio insatisfecho del amor, el artista ya sabe que el caos completo está guardado en esa mujer; jamás musa o diosa, sólo y enteramente Mujer.

Beatriz era alta, frágil, muy ligeramente inclinada;
había en un andar -si el oxímoron es tolerable-
una como graciosa torpeza, un principio de éxtasis.

Jorge Luis Borges

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