jueves, 29 de enero de 2009

Conciso de letras

Mal vista es la afición del loco, que por mal a la sociedad, infringe los perfectos dotes ante la cámara de cumbre. Esta cumbre no es más que los deseos e ilusiones que los impostores de la realidad llaman plantas mortíferas de sus sueños.

Si bien la estructura mental de un bienhechor es mantener una línea estrecha con el sacrilegio del ritual social y del buen compendio de pertenencia a nuestro incursionar activo, esta actives reside en la omnipotencia necesaria para consolidar el halago verosímil para estrecharlo a la inquietud magisterial del devenir. Así mismo, estos halagos coinciden con los postulados sistemáticos, caracterizados por el indeciso efecto de la reminiscencia social al sentido dialectico de la conciencia pérdida.

Integrante de la conciliación onírica por estruendo. Mi afán por la letra, que si bien o mal protagonice la corrupción de la norma social por clarividencia introspectiva. Así mismo, propuse relacionar un compañerismo a una escala de macrofilia, con un resultado que establecía el interés olvidado por el corpulento marco social. Si bien este rechazo que expresó el dinamismo de mi relación con la bulla comunal del individualismo social, se ramifico en la búsqueda de un estado personal que fuese conducto a la orden de la expectativa de mi demanda, si bien este cuadrante tuvo un desarrollo de expresión al albedrío de la inspiración por causas del acto: El conciso de letras.

El conciso de letras es la fundamentación de la expresión perdida con la sociedad, es el misterio de mi personalidad a rellenos de la lingüística, es la llave del infierno que rompe las cadenas del paraíso para conducir a la condena de las ideas de flexión del Alma, un extraño mundo visto por un niño que cerraba sus ojos y veía la orientación del universo con las imágenes que ahora he perdido. Más el recuerdo conlleva al sonambulismo empírico y la vigilia de los sueños, he ahí la corpulencia del enredo, más no la causa de la búsqueda. La causa de la búsqueda es el Perfecto Amor.

Así que a través de las ilusiones propiciadas por el abolengo de la causa arcana; revocada a la locura, me digo que soy la inercia del error, que por procedimientos antagónicos resume la comprobación del espejismo de la probabilidad en una media subterránea del Tiempo. Donde en esta condolencia, los objetos primarios residen en el amor y la perfección, más los secundarios, dan origen a tal existencia: el error y la tradición dinámica. Que por afición crea la inercia especular del error (Destino). Entre estas contradicciones me he formado y la conlleva es un tratado fatalista de mi creación: El perfecto amor.

Un perfecto pretexto al error de mi vida…

jueves, 22 de enero de 2009

Frente al espejo


Y así, dictatoriamente este reflejo que me persigue en cada rama de grados. De ese vínculo fantástico que es paralelo a mi, que reside en observarme, en admirar mi ego perdido, en cultivar narcisamente la imagen tautológica para perder al invasor.

Misionero fantástico de llama. Del infante déspota de la realidad, cuya ilustración arraigaba una vista decorosa sobre cualquier reflejo. Orgulloso de este hecho, caminaba de la mano de la estima de la dicha carisma. En panfletos de amoríos de Platón.

El medio trascurrido dio resultado: El yo presente. Un mortal que crece ente los fantasmas abismales del recuerdo, llorando así la dicha pérdida. No vocifero la esperanza, si no que grito seco clamo la aceleración del rito arcano.

Sufrí así de las edades. Se manifestaron fantasmas que albergaron mis ojos, y de la tradición del espejo fui maldecido. Horror de ángulos de mi fuerte, pavor de mi igual condecorado a regular. Pasión de mí vista a la pálida de Horus.

Y de los espectros frente al espejo profano, declamo mi instancia en un acento de Marte por el épico Apolo…

-No me mitigo a tú ofensa, no me abrazo más a tu engaño, no me rodeo ya de tus ojos. He venido aquí…

Y enfrentando de buen valor a los monstruos escondidos, afrontando los fantasmas sumergidos, y derrochando a tiempo la demanda del destino. Pido al espejo una respuesta; una respuesta que cumpla con la angustia de mi grito.

Y entre alucinaciones el espejo responde…

Responde con el mal nacido cantar de mi frustración, y responde con su epíteto de cripta: Me imita y me iguala, se mofa del sufrir al fingir que es mí igual. Se mueve a la par de mis lágrimas sin llorar. ¡Oh maldita artimaña del demonio! Ya no puedo vivir sin ti y no puedo morir sin ti. Eres mi yo del tú .

Frente al espejo, mi muerte de mi muerte a la vida…

miércoles, 21 de enero de 2009

El peluquín


De la nueva vieja que añoro por sublevaciones de la vanidad. Al parecer mi rostro ha tomado una modificación: mí alabado cabello. Si bien no vengo a maldecir, ni vengo a componer los estragos con una buena concesión de mrd a mi escuela. Pero si vengo a quejarme con mis oyentes fantasmales.


Inútil movimiento de mi suerte fue el perder mi lazo. He cambiado de peluquín, faceta inmaculada de mí querer. ¿Qué hacer ante la propuesta de los obsequios con que estas acciones golpean…?


Pensamientos que subyugan mi querer. De críticas y demoliciones verbales soy preso, más que preso, soy la pugna burla de la tristeza, de ese infeliz mensaje inscrito en la tradición de lo que era. Me lleva a pensar, mediatamente en la controversia del primer catalogo de nuestra persona. Me denomino preso de ese malestar, no lo escondo, y no lo puedo evitar. Ese malestar que contiene a la mayoría de nuestros contundentes. Tal descripción es el indigno terror estético.


Así es escupitajos de infeliz suerte a odio, me digno como convencional de la imagen. De esos rastres inolvidables que sacamos del infierno para tratar de legalizarlos al cielo. Del llamar ciego que culmina en la inscripción del prejuicio al ver una imagen. Preludios cantan nuestro sentir, por la erudición soberana de una primera imagen que mengua la posibilidad. Si bien esta consecuencia de instintos es tan barata como su calidad, tal cualidad debe ser el apremio de la naturaleza y de sus marginales aspectos en busca del espectro.


Así es hermanos criticones, dictan de la imagen como del verbo. Sólo son unos malcriados de ganado cuya etiqueta ya esta en nuestro rastro.


¡Y de este peluquín me digo digno! Por que bien soy, como ahora me veo. Un vil pendejo de maneras dolientes, bien que me lo merezco, pero igual vomito al sastrecillo que muy voraz me lo adjudico, el mismo sastrecillo que culmino mi destino a la par conmigo. Se que este sastrecillo esta infinitamente unido a mi. Y le vomito y le beso.


Mil gracias Dios…

martes, 20 de enero de 2009

Dixi


Inferior dicha que aborrece la antiquísima digna. Sobre la pluma filosofal, que vuela a guion solo, en el universo de los pasos. Me dirijo, a mi, ¿Qué aborrecible condena cargo, en agregarme a la interminable furia de su masa? En actos que bullen de incondicionales respuestas; desfalco la luz carnal, a inconciliables tertulias de mis voces sentidas, por el humo de su piedad.
Así es hermanos, me designo misántropo. ¡¡Carajo!! !!Misántropo!! por tener la aborrecible tarea de observar sus designios de medio cerrado, de su inconsciente Alma. De ser su fiel onironauta del día. De la condena tectónica, de ver caer mis anhelos en manos extrañas, de índole por consecuencia.

Así que hermanos escupan al nuevo preso, tejan en sus sueños nuevas conformes. Den a su placa la conmemoración de: “al más grande de los bajos”. Sociedad de sistema, ¿Cuál es el signo para encontrar su deseo? Y aún más, ¿Cuál es el precio para que pueda ser novato de su carta?
¿Por qué mi mundo es tan paralelo en su manjar? Si mis huesos saben a infierno, y mi corazón ni se diga; pregunten y litiguen a quienes le han tenido. Este concilio breve es obra de nuestro acuerdo, que sin más, firmé en la purgatoria vida.

De mis sueños libres. Ella vive. Le alimento con obsesión viva de las más clásicas locuras, le adjunto todo el pronombre de importancia, le adjudico las más breves piedras de mi mente; para dar mi Alma, y que la exprima con orgullo. Que a buen Tacardo esta exprimiendo.
En mis sueños. Vive Verchiel, acompañado por su clásico felino. Toman acto las más incrédulas terminaciones de la imaginación. En un trascendente Hades. Cuyo velo toma el celo de sus interpretaciones mortales, que sólo dictan la crítica de objeto intáctil.
Así es hermanos, estoy en condena de aguardar su libertad. Para que me vuelva prisionero de la suya…
Oh Azrael… pido un fin de los años antiquísimos, pido un fin de la bóveda, pido un fin del estático movimiento que oscila su comienzo. Oh Azrael…
Tú nigromante te habla.