lunes, 16 de marzo de 2009

Hoguera de voces

Al resumir la trascendencia que incurre por los sucesos mímicos del disfraz teatral, es el dogmatismo de la personalidad que recurre al salvamento crítico de los fracasos; una orilla resumida en el instinto de nuestra captación formal de las estrechas falacias de sucesos. Y tal como la fantasía acompaña el vehemente deísmo, es el reflejo singular de la personalidad que protagoniza los esqueletos primordiales de un requerimiento subjetivo en episodios fundidos de la memoria crucial.

Si bien el simbolismo crucial me ha llevado a ejecutar la parodia de los desabrimientos arcanos, es la obligación de distraer al destino con la gula de su enfreno; una dichosa y falsa corrupción que se enfoque en sus mentiras y sátiras de comunión. Requerir en el mismo destino para vencer sus proyectos inexorables, es una tarea de sublevarte sacrificio, ya sea calcinando las ideas en un cuadro inconsciente para después exponerlas sin verbalizar nada del concepto en un margen literario, o recurriendo en la luz mítica que abre las puertas del infierno para entrar al llamado “cielo” y aterrizar en los paraísos negros. Mas que fomentar un delirio axiológico que no cubra la circunstancia, mi empatía con lo perdido ha estructura toda la idealización de un recurrir añorado, una perdida sin la pérdida del presente donde aún no acontece la pérdida.

Los sueños son predicados de la realidad, sin poder distinguir los unos y los otros, me desvío en la digna oportunidad que tiene interés en la fantasía por cumplir la realidad quimérica de alguien más; en especial si se trata de un acuerdo estético que involucre la divina tentación del bienestar plural y fonético para involucrar la intuición premiante del amor. Pero en la jactación de las voces que se azotan debajo de mi almohada, llego a retar el signo dinámico que separa la contundencia catastrófica de la realidad y la fantasía.

Perecer en el cuadro real de la cueva es caer en la línea que azota el fin del universo, una irrealidad empírica que peca en existir, pero existe para sustraer toda cuerda de felicidad que se presente en un campo suversible de ontología adicta a la caída.

Emancipar los cuadros que requieren la potencia cosmogónica de los arquetipos, es imaginar la creatividad. Tal docencia es del peligro social, que sus fronteras lo reprimen con la burla de sus enunciados, tan efímeros y vacios. Que al cremar su opinión, el polvo vacío de la idea es un litigio costumbrista de la legión más imbécil que puede existir.

Romper con el paraíso blanco por el lago negro, para resucitar el proceso vanguardista de la objeción prismática de la eternidad. Bajo estos mantos que cubren la eficaz línea de los aventureros, me arrojo bajo el signo de la infinidad para abrazar de nuevo la dicha. El viaje en las letras es largo, pero al finalizar, la libertad de volver a las cadenas que liberan es un placer que inquiere en cada noche por un nuevo sueño para poder arrojar todo el pasado por algo nuevo, sabiendo que eso mismo me llevara de nuevo a estos frescos purgatorios, que tan feliz recibo. Todo por un nuevo sueño: ella…

1 comentario:

  1. todo tipo de arte es apasionante. en un principio mencionas el arte y el texto va más allá. aplicable a cualquier disciplina que nos enganche.

    el amor entra en ese rubro.

    saludos---

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